
Varios autores sostienen que el primer aviso publicitario tiene casi 3 mil años de antigüedad, se encontró en Tebas, Egipto. El papiro, que hoy se expone en el museo Británico de Londres dice:
«Habiendo huido el esclavo Shem de su patrono Hapu, el tejedor, este invita a todos los buenos ciudadano de Tebas a encontrarle. Es un hitita, de cinco pies de alto, de robusta complexión y ojos castaños. Se ofrece media pieza de oro a quien dé información a cerca de su paradero; a quien lo devuelva a la tienda de Hapu, el tejedor, donde se tejan las más bellas telas al gusto de cada uno, se le entregará una pieza entera de oro».
Muchos años después, a partir de 1950, la actividad se vuelve profesional. Esto se debe, entre otras cosas, a que la televisión se empieza a convertir en un medio dominante y a los aportes que realiza la psicología.
En esta época, las marcas buscan la identificación del producto a través de sus propiedades: «Dientes limpios y aliento fresco». Es el momento en el que las marcas buscan el apoyo de las ciencia y la salud bucodental empieza a ganar escena. Los años ´60 es el momento de los jóvenes: «bocas sanas para besar».
Sin dudas, este periodo dejó su huella en el mundo publicitario, sus productos son los más recordados. En la actualidad son las publicidades más buscadas, ya que aportan un estilo vintage a la decoración.
Algunos ejemplos
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