
Comerse las uñas
Es la solución perfecta para resolver momentos de estrés total. Puede intensificarse minutos antes de entrar a rendir un examen, esperando a una chica en un bar, y en los momentos culmines de un partido de fútbol. También, cuando una película tiene tensionado al espectador y por si esto fuera poco, en cualquier situación incómoda.
Ver como alguien se come las uñas puede ser una experiencia altamente negativa -por no decir asquerosa- para otra persona. Algunas lo tildan de antihigiénico. No sólo alcanza con generar una mala imagen, otros van por más y hasta dejan sus dedos sangrando. En el caso de las mujeres, socialmente deben poseer sus uñas esculpidas, pintadas y largas.
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La Onicofagia – costumbre de comerse las uñas – puede afectar directamente a la salud dental de las personas, sin que se den cuenta en el corto plazo. La principal consecuencia es que causa el desgaste prematuro de los dientes incisivos centrales superiores. Aunque los síntomas comienzan en la infancia, en muchos casos se extienden a la adultez, donde es más complejo eliminar el hábito. Mucho dicen que se les vuelve «un círculo vicioso» del que no pueden salir.
Aunque algunos se juren que no volverán a hacerlo, la conducta repetitiva y automática aparece en momentos de ansiedad. También se le es atribuido a personas con problemas de personalidad, a quienes buscan el exceso de perfeccionismo y miedo al fracaso.
Otra consecuencia de comerse las uñas es que ingresan infinidad de gérmenes a la boca. También puede dañar las encías favoreciendo las inflamaciones y gengivitis. El aumento del número de caries y la aparición de aftas y herpes son más problemas que pueden surgir.
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Falto al articulo como dar herramientas para guiar al paciente a dejar esto..
Estrategiad.tips…